Mujeres Madre: la más alta expresión del amor

Madre: la más alta expresión del amor

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Por: José Antonio Maradiaga R.

Cada segundo domingo de mayo, Honduras celebra el Día de las Madres, en los hogares, los niños preparan pequeños regalos, los adultos envían mensajes emotivos y la radio llena el aire con canciones de gratitud. Sin embargo, más allá de las celebraciones, existen miles de madres invisibles para la sociedad y para los gobiernos: aquellas que no tienen nada, pero lo dan todo. 

En Honduras, hay dos tipos de madres, quienes poseen bienes y estabilidad, y quienes solo tienen el peso de la supervivencia. En este último grupo se encuentran madres solteras que trabajan día y noche, sin descanso, para alimentar a sus hijos. Mujeres que cargan el doble desafío de ser proveedoras y cuidadoras, sosteniendo hogares con esfuerzo y dignidad, a pesar de la falta de oportunidades. 

Otras, empujadas por la desesperación, emprenden un viaje incierto hacia el norte, persiguiendo el llamado «sueño americano». Se despiden con lágrimas, con abrazos rotos, y con la promesa de un futuro mejor para los suyos. Pero muchas no llegan. Quedan atrapadas en los desiertos, en las rutas peligrosas, en los abusos de redes criminales que mercadean con su vulnerabilidad. 

El sacrificio de estas mujeres debería conmover a toda la sociedad, pero los gobiernos raramente se preocupan por ellas. Los discursos políticos mencionan a las madres en fechas simbólicas, pero no existen políticas públicas que garanticen su bienestar. No hay oportunidades dignas de empleo, no hay seguridad para las que buscan un futuro lejos de su país, no hay protección para las que enfrentan la violencia doméstica. 

Las madres hondureñas que lo han perdido todo y siguen adelante no son «nadie». Son las columnas invisibles que sostienen a generaciones enteras, las que alimentan cuerpos y esperanzas, las que sobreviven donde otros han renunciado. No son víctimas pasivas de la indiferencia estatal: son luchadoras incansables. 

Este Día de las Madres, más allá de los regalos y los gestos simbólicos, es necesario reflexionar sobre el papel que la sociedad y el gobierno juegan en sus vidas. Es un día para exigir justicia, para reconocer que la maternidad no debería ser sinónimo de sacrificio extremo, sino de dignidad y apoyo. Porque Honduras no sería Honduras sin ellas. Porque no hay país sin madres. Porque las madres de nadie, en realidad, son las madres de todos.

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