Por: Dimitrie Jovanovic
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Una de las ramas más importantes de la energía verde en el mundo y en Serbia son las centrales hidroeléctricas. En los últimos años, se han puesto en marcha en nuestro país numerosos proyectos ambiciosos relacionados con este tipo de energía, desde la revitalización de la central hidroeléctrica de Đerdap y la central hidroeléctrica de Bajina Bašta hasta los planes para la construcción de la primera gran central hidroeléctrica desde 1990, la central hidroeléctrica de Bistrica, y numerosas centrales hidroeléctricas más pequeñas .
Decidimos prestar atención a la energía hidroeléctrica en Honduras (el país tiene alrededor de 10 millones de habitantes, por lo que es comparable a Serbia en este aspecto).
Tras más de cuatro décadas de promesas, investigaciones, retrasos y trámites, Honduras finalmente parece estar lista para iniciar uno de los proyectos más esperados del país: la presa multipropósito El Tablón , ubicada en la cuenca del río Chamelecón. Sus promesas son considerables: control de inundaciones en el Valle de Sula, producción de energía limpia, suministro de agua y, sobre todo, la protección de una región que aporta una parte significativa del PIB del país.
Pero ¿qué tan factible es esto realmente? ¿Qué se ha hecho hasta ahora? ¿Y cómo afectará el proyecto a la economía hondureña?
Cuarenta años de espera
La idea de la presa El Tablón no es nueva. Se concibió en la década de 1970. Si bien gobiernos anteriores la han considerado repetidamente, llegando incluso a firmar acuerdos con consultores extranjeros, solo la administración actual ha reanudado formalmente los trabajos preparatorios. Según el plan, la construcción comenzará el 1 de octubre de 2025 y tendrá una duración de cuatro años, por lo que la presa podría entrar en funcionamiento a finales de 2029.
La primera fase incluirá la construcción de la presa, una pequeña central hidroeléctrica y un sistema de regulación del suministro de agua. La segunda fase incluirá sistemas de riego, distribución de agua potable y otras obras complementarias.
Financiación
Un hito clave se produjo en diciembre de 2024, cuando el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) aprobó un préstamo
de 300 millones de dólares para financiar la primera fase del proyecto. El proyecto también incluye fondos de la Unión Europea y del banco alemán KfW, mientras que el gobierno hondureño ya ha asignado alrededor de 700 millones de lempiras para estudios de factibilidad y trabajos preparatorios técnicos. El mensaje es claro: esta vez el proyecto es serio.
Importancia estratégica
Técnicamente, El Tablón no será la central hidroeléctrica más grande del país. En la primera fase, su capacidad de producción será de 13,4 megavatios, una cifra modesta comparada con, por ejemplo, proyectos como El Cajón. Pero ese no es el punto.
Lo más importante es que su capacidad para almacenar 255 millones de metros cúbicos de agua permitirá regular el históricamente impredecible río Chamelecón y reducir significativamente el impacto de las inundaciones que azotan el Valle de Sula cada año. Esta región representa entre el 55% y el 65% de la actividad económica del país. No es exagerado afirmar que proteger esta zona es un asunto de seguridad económica nacional.
Por tanto, si bien el componente energético es importante, son precisamente la lucha contra las inundaciones y el suministro de agua para riego y consumo humano los que confieren al proyecto su peso estratégico.
¿Qué obtiene Honduras?
Las ventajas son numerosas, pero destacan tres:
- Control de inundaciones : Los huracanes Eta e Iota de 2020 demostraron la vulnerabilidad del Valle de Sula. Una presa no puede prevenir todos los desastres naturales, pero puede reducir significativamente los daños.
- Energía renovable : aunque no es enorme, la capacidad de la presa podría reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Con 13,4 MW de agua, podría abastecer zonas rurales o integrarse al sistema nacional para reducir la carga durante los períodos secos.
- Agua para el desarrollo : proporcionar agua para el consumo humano y la agricultura es vital en una región con rápido crecimiento urbano y alto potencial agroindustrial, lo que podría estimular la inversión y el empleo en sectores clave.

Pero no es tan sencillo.
Persisten interrogantes sobre las consecuencias sociales, el posible desplazamiento de comunidades, el costo final y la capacidad del Estado para garantizar la transparencia y la eficiencia de la implementación. También es importante preguntarse si se cuenta con la capacidad técnica necesaria para gestionar dicha infraestructura de forma sostenible a largo plazo.
Honduras tiene una historia difícil en la implementación de obras públicas, por lo que apoyar una estricta supervisión técnica y prevenir abusos presupuestarios será clave.
¿Un punto de inflexión?
Todo indica que El Tablón podría ser más que un proyecto de infraestructura: podría representar un nuevo comienzo en la forma en que Honduras construye, planifica y protege su futuro económico y social.
La pregunta principal ahora no es si el proyecto es bueno (lo es), sino si Honduras logrará implementarlo con la responsabilidad que merece. De tener éxito, El Tablón no solo controlará las aguas del Chamelecón, sino que podría marcar un nuevo ciclo en la creación de infraestructura útil y bien planificada, orientada al desarrollo del potencial humano.
El presente es un artículo en alianza con https://latam.rs/