Por: José Onorio Cruz
Durante décadas, el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) ha sido presentado como la garantía médica de los trabajadores al culminar su vida laboral. Sin embargo, para miles de jubilados hondureños, especialmente del gremio magisterial, esa promesa se ha transformado en una amarga desilusión.
Cotizar toda una vida para quedar en el olvido
Los docentes hondureños aportan mensualmente una parte de su salario al Seguro Social, confiando en que al jubilarse recibirán atención médica oportuna y digna. No obstante, al llegar el momento de necesitar esos servicios, muchos descubren una realidad distinta: largas filas, falta de medicamentos, negligencia y, en ocasiones, la invisibilización total como pacientes.
“Nos desaparecen como si nunca hubiésemos existido”, relata un profesor jubilado de la zona sur, que pidió el anonimato por temor a represalias. Después de cotizar durante más de tres décadas, padece una prostatitis severa que requiere cirugía urgente. A pesar de ello, el Seguro Social no ha brindado respuesta.
La enfermedad y la indiferencia institucional
El caso de este maestro no es aislado. En todo el país, docentes retirados enfrentan situaciones similares. Muchos deben recurrir a colectas solidarias o a la ayuda de familiares para cubrir los costos de medicinas y operaciones.
La promesa de un retiro tranquilo, con atención médica garantizada, se ha convertido en un sueño roto para quienes dedicaron su vida a la educación pública.
“Cada mes nos descontaban las cuotas del seguro, pero ahora que más lo necesitamos, no existimos en el sistema”, comenta otra maestra jubilada.
Corrupción, abandono y politización
El deterioro del Seguro Social no es reciente. Las denuncias de corrupción y el mal manejo administrativo, especialmente durante el gobierno de Juan Orlando Hernández, dejaron una institución debilitada, con escasez de recursos y una estructura permeada por intereses políticos.
Pese a los discursos de reforma y transparencia, el sistema sigue sin responder a las necesidades de quienes cotizaron por décadas. Los jubilados continúan esperando soluciones concretas mientras su salud se deteriora día a día.
¿Qué significa realmente tener “seguro”?
El Instituto Hondureño de Seguridad Social debería ser un pilar del bienestar y la justicia social. Sin embargo, para muchos jubilados se ha convertido en una utopía inalcanzable, un símbolo de la fragilidad institucional y del olvido estatal.
La pregunta sigue abierta:
¿Qué es realmente el Seguro Social para los jubilados hondureños?
¿Una promesa de seguridad o una mentira al final de la vida laboral?
Por ahora, para muchos de ellos, el único “seguro” que existe tras jubilarse es no tener ninguno.