Investigaciones Los fatales desenlaces de la vacuna COVID-19

Los fatales desenlaces de la vacuna COVID-19

El mundo parece no estar listo para contrarrestar este tipo de enfermedades que, más allá de una pandemia, son esquirlas que se esparcieron para el beneficio de los grandes magnates de la industria farmacéutica, que se aprovecharon de una población vulnerable para hacer negocios redondos.
Dunia Molina

Como una bomba apocalíptica, así fue la aplicación de las vacunas COVID-19 a nivel mundial.

Luego de la aparición de esta pandemia, inmediatamente salió la vacuna que se supone vendría a remediar este mal, pero son muchos los pro y los contras de estas vacunas que fueron aplicadas a nivel mundial; mismas que a su vez causaron la muerte de muchas personas según investigaciones realizadas.

La aparición de esta enfermedad fue una verdadera bomba aterradora, misma que causo muchas muertes a nivel mundial dejando luto y dolor en familias enteras, esta no respeto estatus social para hacer de las suyas y causar tanto mal.

Los rumores en torno a las vacunas siguen dando vueltas y la desconfianza en las personas va en aumento producto de los graves problemas de corazón y las muertes súbitas después que se aplicaron las vacunas del COVID-19, particularmente entre adultos y jóvenes sin padecimientos de enfermedades base.

A lo largo de la pandemia este ha sido un tema constante, ahora ha vuelto debido a una serie de eventos que dejan entre visto este fatal desenlace causado por las vacunas, provocando la muerte en personas jóvenes que no tenían ningún tipo de enfermedad. La población asumió que con la tercera o cuarta dosis quedarían inmunes, los testimonios dan cuenta de las afectaciones sufridas por la población.

Los relatos terroríficos

Según investigaciones, están por todos los rincones del mundo. Son muchos los testimonios de personas que, aunque han podido sobrevivir, están con padecimientos graves de salud, según sus declaraciones, todos sus padecimientos aparecieron luego de la aplicación de la vacuna. Por su parte, las autoridades de salud afirman que dichas vacunas no causarían ningún problema de salud o efecto secundario a la población.

La crisis se torna difícil al pensar en el presente e impensable el futuro. Su triunfo cultural consiste en bloquear la imaginación de nuevos rumbos de la población mundial. El futuro sigue siendo efectivamente incierto, a la posibilidad de que haya voluntad de acción para el beneficio de la población a nivel general. Se coloca el destino en cualquier factor ajeno a la voluntad y a la sociedad, con todo esto lo que se ha querido es doblegar los deseos y los sueños de las construcciones colectivas.

El mundo parece no estar listo para contrarrestar este tipo de enfermedades que, más allá de una pandemia, son esquirlas que se esparcieron para el beneficio de los grandes magnates de la industria farmacéutica, que se aprovecharon de una población vulnerable para hacer negocios redondos. Algo que debe quedar bien claro es que la historia revela que no siempre tendrán plena coherencia entre aquellos intereses que es de conveniencia para unos y la desgracia de otros.

Lo que dijo el médico

“Jamás olviden que el futuro no es aquello que va a suceder, el futuro es el proyecto de construcción colectiva que emana de las buenas acciones para la humanidad en general, si entre lo que prometen los grandes magnates de la medicina, lo primero se pinta de color, deben entender que lo que viene no es bueno, porque lo que se dijo de estas vacunas fue que salvarían la humanidad para convencer a todos que si se aplicaba hasta una tercera dosis estaría a salvo, tampoco esto fue del todo cierto, ya que hoy en día tenemos personas con padecimientos graves de salud, entre algunos que puedo mencionar parálisis en sus piernas, parálisis cerebral, personas que quedaron en estado de coma y que murieron sin contar su verdad”.

Testimonio de un hijo

“Mi papá tenía 60 años, era un señor muy saludable, hacía ejercicio permanentemente y no tenía ninguna enfermedad de base, el muy diligente en cuanto a cuidarse y cuidarnos a nosotros, fue a ponerse la primera dosis en parada marte (Tegucigalpa, Honduras) nunca me olvidaré toda la fila que hicimos para poder vacunarnos todos en casa, ya que él nos exigió cuidarnos… Al pasar las horas nos sentimos mal, con fiebres altas, sentíamos que el aire nos faltaba y no podíamos respirar bien, pero mi padre nos dijo quizá es algo natural después de la vacuna o talvez el miedo de contagiarnos. Pasado al día siguiente, pues seguimos mal, pero ya respirábamos mejor; eso fue en la primera dosis. Pasó el tiempo, mi papá nos dijo que ya tocaba la segunda y que por responsabilidad había que ir y vacunarnos todos -a todo esto, ya nadie quiso ir con él- y se fue solo porque ya teníamos miedo del desenlace, regresó muy molesto porque no quisimos irnos dijo que si nos moríamos, pues ya no sería su responsabilidad, sino la nuestra. En la segunda dosis notamos a mi padre muy cansado, ya casi no quería salir de casa y tampoco hacer ejercicio, eso fue alarmante para nosotros, ya que no estábamos acostumbrados a verlo así, pasaba el tiempo y él apareció con muchas migrañas y le dijimos que no era normal que fuera al médico y pues él muy sabiamente fue ahí le mandaron hacer varios exámenes y análisis porque también tenía varias pelotas (inflamaciones) en el cuello y para descartar que no fuera a ser un tipo de cáncer. En todo el proceso llego el tiempo de ponerse otra dosis ósea ya la tercera. Él pidió, lo lleváramos para aplicársela, lo llevamos y todo esto en contra de nuestra voluntad, ya que él estaba mal de salud y podía ser contraproducente. Nadie lo pudo detener, ya en la tercera dosis no le dio fiebre ni nada, pero,  paso un mes él comenzó con un problema en la pierna ya no podía caminar bien y siguió tan mal que luego ya no tenía dominio de sus piernas, se fue opacando su voz; ya no podía hablar bien y no se le entendía nada de lo que decía, comenzó a comunicarse escribiendo al paso de un mes mi padre ya no tenía movilidad en sus manos y ya su voz se opacó para siempre, solo con señas de sus ojitos podíamos saber que necesitaba, se postró por 8 largos meses y como no podía comer, pues murió en completa desnutrición”.

“Mi padre era sano, esa vacuna lo mato” expresó el hijo con su rostro lleno de tristeza y sus ojos llenos de lágrimas, de la misma forma dijo que “no creamos que todo es bueno sin antes pensar bien las consecuencias y los fatales desenlaces de lo que podamos hacer ya sea que creamos o no, es mejor analizar antes y no llorar la partida de un ser que amamos”.

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