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La Evolución de los números

Comienzan los pensamientos y las preguntas ¿Quién soy? ¿para qué estoy aquí?, ¿cuál es mi función?, ¿tengo una función?
Onorio Cruz

Ana Elisa Moreno

Como una historia, los números van creciendo y evolucionando, y si bien, cada uno tiene su propios números en su numerología personal, todos hemos vivido la energía de cada uno de ellos esté o no en nuestra numerología.

Esta historia comienza con el uno, la semilla, el potencial; aún no es nada, pero puede serlo todo. Como es único, no hay referencias externas que sean similares a él, así que todo lo que esté en su entorno lo puede conocer a través de sí mismo. El 1 se mira, se prueba, se siente y se conoce. Comienzan los pensamientos y las preguntas ¿Quién soy? ¿para qué estoy aquí?, ¿cuál es mi función?, ¿tengo una función?

Una vez que se ha conocido, al menos desde su perspectiva unitaria, aparece el 2, uno igual a él, pero diferente, es otro. El que fue uno pone su atención en el nuevo, trata de conocerlo ¿quién es? ¿de dónde salió? Y comienza a compararse, en que se parecen, en que se diferencian. La vida ha cobrado un nuevo significado ¿cómo hacer que el otro me acompañe? Surgen las emociones intensas, los deseos y con ello la creatividad.

Como el uno ya se conoce y el dos conoce al otro, surge el tres, la salida al mundo, el fruto, el conocimiento externo. Comienzan los amigos, las salidas, la diversión, y también la evasión de aquello que resulte incómodo o difícil. Se toman decisiones que terminen con la dualidad entre yo y el otro, entre elecciones que nos estresan. La conexión como parte del universo mismo se vive a través de la alegría y el contacto con la naturaleza.

Luego de salir al mundo a vivir la vida, el tres necesita ordenarse, regresar a sí mismo para reconocer sus prioridades y llevar a cabo sus proyectos. Así aparece el cuatro, el número que da estructura, flexibilidad y orden. A partir del cuatro se puede pensar en familia, casa, trabajo, planes y proyectos. Bajo una base sólida se puede construir.

Una vez construido en orden lo que era necesario, viene el 5 y rompe la estructura, aunque deja intacto el orden, ese ya no se pierde porque ha encontrado flexibilidad. El cuatro desde ahí puede expandirse, conocer otros mundos, conectarse desde otro lugar, ya no es la mente la que guía sino los sentidos, ya no es la rigidez sino la consciencia. Y entonces puede ver hacia adelante, hacia lo nuevo, hacia lo diferente y que por definición será mejor que lo alcanzado hasta ese momento.

Lo nuevo ha sido reconocido, está mejor armado, tiene más información a través de los sentidos, y la expansión ha sido tan intensa que deberá armonizar todo lo experimentado, así que llega el 6, la armonía, el número que toma todo lo vivido y decide cómo armonizarlo, con qué se queda y qué se va, qué lugar ocupa cada experiencia y cómo quiere manifestar su realidad. El 6 se convierte en creador consciente tomando del mundo lo que necesita para hacer la alquimia interna y poner en el mundo el resultado.

En esa armonía ganada, viene el 7, el que recoge toda la información, todo lo vivido y experimentado y lo interioriza. Esta introspección servirá para nuevos propósitos de vida más elevados que conecten con su verdad más profunda. La expresión de sí mismo se da luego de esa integración que se hizo en solitario. Si el 7 es capaz de hacer este trabajo, la confianza en sí mismo, los demás y la vida se desarrolla y se vuelve un líder natural.

Una vez hecho el trabajo de interiorización, el 7 está mejor equipado para conseguir el éxito, ese tan deseado y que al mismo tiempo ha cambiado de fondo. En este movimiento, llega el 8, con una percepción de la vida más profunda y consciente, trabaja en su equilibrio personal, por lo que el éxito se puede observar a muchos niveles. Ya no es necesario encontrarlo en las grandes manifestaciones materiales sino en la capacidad de vivir una experiencia equilibrada y por tanto más significativa.

Y en esa energía aparece el 9, el resultado de todo lo experimentado en los números anteriores. Este es el momento de hacer un recuento de lo que necesita ser abandonado, modificado o simplemente reconocido. Los ciclos que deben cerrarse se cierran desde el amor y volvemos al vacío, limpios y listos para el salto al siguiente ciclo.

Y llega el 10, el siguiente ciclo, más elevado en el sentido de que los pensamientos y creencias son más adecuadas a nuestra realidad actual, las emociones se gestionan de forma sana y espiritualmente el 10 ve la vida desde otro lente más compasivo y amoroso.

Hasta aquí la evolución de los números primarios. ¡Me encantará leer sus comentarios!

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