Por: Carlos Méndez
Las primeras instituciones de promoción para el desarrollo integral comunitario en Honduras y que implementaron programas educativos de alfabetización para el desarrollo comunitario, se produce con la fundación de Acción Cultural Popular Hondureña (ACPH), Radio Católica, la “Voz de Suyapa” y Caritas Honduras.
Tanto ACPH (nov.1960), como Radio Católica y Caritas (nov. 1959), se crean bajo el apoyo de la iglesia cristiana, apostólica y romana.
A Monseñor Evelio Domínguez Recinos (1910-1988), oriundo de Marcala, departamento de La Paz, le corresponde el desafío y orgullo apostólico de construir dichas instituciones.
¡Monseñor Domínguez, muchos años atrás, antes de ordenarse sacerdote, todavía un adolescente, casi un niño, trabajó en los cortes de café de su zona para ayudar a la manutención del hogar! ¡Allí, como recolector del “grano de oro” experimentó de cerca la pobreza que no es la de él, solamente, sino también de los vecinos de su pueblito, aldeas, caseríos y, de paso, la de los sectores más pobres y humildes de la geografía nacional!
Monseñor Domínguez fue un ser humano extraordinario. “Su espiritualidad dice un comentario de la Revista Caritas, rechaza lo lastimero para entregarse a la legítima compasión”. Es profunda y auténticamente eucarística: alejada del sentimentalismo, la sensiblería y asumida con los cinco sentidos; nada empalagosa y plena de la dulzura y ternura, e imbuida del compromiso personal y comunitario para lograr una verdadera transformación social. Es contundentemente sacerdotal”. (de Revista Caritas digital).
Con Domínguez y su iglesia, se marca un hito histórico al impulsar las primeras organizaciones no gubernamentales hondureñas de su tipo y obligados a mencionarlas, hoy, como las instituciones de la sociedad civil más longevas, que colocan una cuota de aporte sustantivo al desarrollo del país a través de programas educativos orientados a “despertar conciencias” a ricos y pobres, ante las desigualdades sociales e inequidades de todo tipo existentes en nuestro país.
Domínguez a quien ubicamos atendiendo la parroquia de Sabana grande y la de Pespire, desde principios de los años 50s, ve, en sus recorridos a lomo de bestia, con mucha tristeza, el atraso e ignorancia en el campesinado sujeto de su labor apostólica. Encuentra que muchísima gente “no sabe ni la O por redonda”, y con muchas necesidades sociales, económicas, de salud, y con salarios miserables.
Domínguez, insiste que la situación deplorable en el campesinado, solo es “consecuencia del pecado personal y comunitario y clama, por “medidas evangélicas con una Educación en la fe y liberadora, como el mejor antídoto contra las lacras sociales que generan destrucción injusticia y pobreza que estamos viviendo” (ídem).
En ese contexto, vemos a Monseñor fundar a ACPH; a Radio Católica “La Voz de Suyapa” y Caritas.
Domínguez, con el apoyo de sacerdotes javerianos canadienses que comenzaron a venir al país, junto a laicos muy comprometidos, crea y desarrolla los primeros programas de alfabetización radial, también inéditas en el país y que se conocerá popularmente como “Escuelas Radiofónicas”. Bajo la producción pedagógica y conducción creativa de ACPH, las clases de alfabetización se transmitieron en todo el país, a través de la radio católica, en donde profesores campesinos son previamente capacitados para la docencia popular, y monitoreo, adoptando la metodología pedagógica del educador brasileño Paulo Freire fundamentada en que “La educación verdadera es praxis, reflexión sobre su práctica y realidad sobre el mundo, para transformarlo”. Esta, “es una Educación, insiste Freire (1921-1997), que nos enseñe a pensar y no una educación que nos enseñe a obedecer” sin conciencia alguna.
En las prácticas educativas de acción-reflexión-acción, la gente más humilde se percata que tiene conocimientos y saberes pero que estaban invisibilidados u ocultos por el sistema tradicional educativo imperante. Se da cuenta de la importancia de saber pensar, en un tiempo de bastante oscurantismo en la Honduras con gobiernos autoritarios de militares golpistas.
Con los programas de Alfabetización por radio, ACPH cubrió un vacío tremendo en el país y que generará un impacto e incidencia cualitativa en los programas educativos de lectura y escritura para proyectos de desarrollo local en los años 60s, 70s e incluso en los 80s.
Solo fíjese en este dato: 2 años después que se funda ACPH se conformaron las primeras 160 escuelas radiofónicas (1962) con 1.000 alumnos(as). (Josué Flores Osorto. Tesis universitaria para Magister en Historia.2021. UNAH).
En 1969 conformaron 865 Escuelas de alfabetización por radio con 13.595 personas egresadas (ídem). Y para 1975 con 937 Escuelas, se alfabetizaron 18 mil personas.
En los 60s y 70s, aparece en escena, lo que se conocerá como el Movimiento. Social Cristiano Hondureño, en donde destacan liderazgos como el del asesinado mártir de los Derechos Humanos y del Movimiento social Cristiano Hondureño, Alfredo Landaverde.
En Honduras una nueva religiosidad popular se ve enriquecida con aparecimiento de los Celebradores de la Palabra, también inédito, incluso en Latinoamérica, bajo la acción y pensamiento de Monseñor Marcelo Gerin, en el sur de Honduras.
Le siguen los Clubes de Amas de Casa, cooperativas, y organizaciones campesinas que exigirán más luego que tarde una nueva Reforma Agraria a los gobiernos militares de facto.
ACPH y otras instituciones eclesiales acompañan a la gente más pobre. Quien da testimonio de esto, son los centenares de campesinos, hombres y mujeres que fueron beneficiados con los programas y proyectos de dicha institución en todo el país. Unos ya fallecidos y otros u otras, peinando canas en pleno siglo XXI. Destaca por su importancia el impulso de una generación de Educadores y comunicadores populares que todavía ejercen labores educomunicativas para el fortalecimiento del movimiento social hondureño y la sociedad civil
Félix Banegas, un campesino soñador originario de la aldea El Pataste, Victoria, Yoro, es prueba viviente del recorrido de estas instituciones impulsadas por la iglesia católica, en donde se considera a el mismo, “un producto cultural y educativo” de ACPH.
Fíjese que Félix tenía apenas 3 años de vida cuando se fundó ACPH, pero más tarde, su vida entera estará marcada por esta institución y sus programas de alfabetización en donde logra terminar la primaria completa cuando frisaba aproximadamente, los 21 y 22 años aproximadamente.
En su niñez, Félix logró llegar al 2do grado que no pudo continuar porque cerraron su escuelita, debido a la falta de personal docente y alumnado por matricular.
Entonces, don Ernesto Morales y doña Jacinta Banegas, al cerrarse las oportunidades para su primogénito, decidieron que debía trasladarse con su papá a cultivar la tierra y otras tareas rudas pero necesarias. Eso lo hizo durante cerca de 15 años. Don Ernesto tuvo un carácter enérgico frente a su vástago, durante las faenas sobre la tierra, “para que se “me haga un hombrecito de trabajo, pero honrado”, repetía con orgullo. Y, además, para “que un día, mijo”, me ¡oye, “no se quede como su mamá y yo que no aprendimos a leer y escribir para nada”, le repetía cariñosamente
En una ocasión, al regresar, luego de limpiar la milpa que ya estaba en su punto para elotes y atol, se encontró que en su casa estaban unas personas desconocidas y que hablaban con su madre. Corría el año 1981
Don Ernesto saludó a la visita. Lo hizo también el primogénito al tiempo que sacudía el sudor de su frente con el dedo índice encorvado de su mano derecha, de manera prudente y educada.
-Mire Neto, dijo doña Jacinta-, ellos acaban de llegar, dicen que son de una organización que apoyan a gente que no ha terminado la primaria- Se llama AC…no sé qué? Pero mejor que hablen ellos.
-Yo tengo a este que se quedó a medio palo, pero mírenlo, está viejo. Ya no es un chiquito para eso, exclamó Dn Ernesto-.
“Pero fíjese que justamente para personas como su hijo es que está dirigido el programa educativo que andamos ofreciendo dijo alguien de la comitiva.
Nos gusta recordar este relato, ya que, aquella comisión se convertiría en una ventana de oportunidades para centenares de personas adultas de la zona y del pais, que no sabían leer y escribir. Y Félix no fue la excepción.
Así que, luego de un censo comunitario, se hizo realidad la apertura de una Escuela Radiofónica para El Pataste y aldeas cercanas. Allí, con el programa de Primaria Acelerada, de ACPH Félix cumpliría con una meta que deseó toda su vida destacándose por sus capacidades rápidas de aprendizaje lo que le valió, en pleno desarrollo de las clases, terminar con mucha seguridad su primaria completa con certificado reconocido por el Ministerio de Educación. Félix terminó la primaria, cuando frisaba entre los 21 y 24 años.
Y En pleno aprendizaje de sus clases de primaria, e inspirado en ellas, se convierte en líder comunal en su aldea natal, la del río bonito de peces y arboledas exuberantes y se le ve organizando comunidades vecinas en pro del bienestar común.
Enfrentando sacrificios y los embates de la pobreza, desde que labró la tierra, pronto veremos a Félix en El Progreso Yoro, recibiendo cursos y talleres de consolidación educativa como profesor-monitor de Escuelas radiofónicas en donde afianzará de mejores conocimientos en docencia popular y como promotor voluntario en ACPH y Caritas que le dio insumos para una vasta experiencia comunitaria. Es una franja del tiempo en la que no pierde momento alguno y logra su título de Perito Mercantil y contador público. Además, logra alcanzar su título universitario como periodista, el cual ejerce actualmente través de una televisora local.
Félix rememora todo esto y más, con la chispa y nitidez del güirro avispado; de trabajo sudoroso y digno sobre la tierra en sus años mozos. Su memoria recupera los valores humanos inculcados por sus padres como el servicio a los demás sin esperar nada a cambio y comparte con nosotros, aquella mañana que regaló su propia cobija y sombrero a un niño indígena tolupán que los necesitaba. Tampoco olvida las jugadas de maúles y trompos con los amiguitos de aldea, así como las alucinantes tardes, cuando el cielo se ponía color anaranjado y los sábados por las mañanas en donde con sus padres acostumbraba a divisar y relatar misterios asombrosos del pico puntudo y más alto del Píjol, en la cordillera de Sulaco y que podía ver bien clarito desde su casa humilde.
Todo esto lo recordó Félix Banegas el pasado 2 de noviembre de este año, 2024, cuando celebró junto a líderes indígenas comunitarios tolupanes y jóvenes estudiantes de talleres u oficios, salud y protección ambiental, el 64 aniversario de Acción Cultural Popular Hondureña (ACPH), una de las primeras y más longevas instituciones civiles, sin fines de lucro, fundadas en nuestra patria.