OPINIÓN
Melvin Salgado
El escritor británico Cyril Connolly una vez dijo: ‘La verdadera fuente de la escritura es la abrupta embriaguez de la vida, del placer y del deseo’. Esta afirmación revela la esencia misma de la literatura, la necesidad de capturar la emoción y la intriga de la vida y transmitirla a través de las páginas. Y para lograr esto, es esencial explorar nuevas formas de contar historias, de expresar ideas y de desafiar a la mente del lector.
Sin embargo, ¿qué sucede cuando la innovación en la literatura se ve limitada? ¿Qué sucede cuando la temida ‘manada’ se aferra a las viejas estructuras y rechaza cualquier atisbo de desviación? Es en esos momentos cuando se vuelve preeminente, hacer una pausa y reflexionar sobre el estado de la literatura y la necesidad urgente de innovar.
Pero, ¿Qué se debe innovar en la novela y en cualquier otro género literario? La respuesta es simple: Todo. Desde la estructura hasta el lenguaje utilizado, nada debe quedar fuera de la búsqueda de innovación. La repetición constante de las mismas fórmulas, tramas y personajes sólo lleva a una monotonía aburrida que ahoga a la creatividad y sofoca a la escritura. Es por eso que es vital que las nuevas generaciones de escritores se alejen de las estructuras estrictas y se atrevan a experimentar con nuevas formas de narrar.
Como dijo la escritora estadounidense Toni Morrison: ‘Si hay un libro que quieres leer, pero aún no se ha escrito, entonces debes ser tú quien lo escriba’.
Esto lo tiene absolutamente claro, el escritor, poeta y ensayista, Oscar Sierra Pandolfi, y en su novela: “La tesis perversa del Dr. Elegantiarus” queda reflejada su cosmovisión y atrevimiento, al romper con estos moldes tradicionales y explorar nuevas formas de contar historias, incluso si eso significa incomodar o desafiar a los lectores. Esa innovación le permite explorar nuevos territorios literarios, llevar adelante tramas y personajes que antes no se habían abordado y, en general, crear una obra única y fresca.
Portada de algunas obras publicadas del escritor sureño Oscar Sierra
Por supuesto, la innovación conlleva ciertos riesgos, especialmente en una industria tan competitiva como la literatura. Oscar Sierra Pandolfi, no es ajeno a esta premisa, él es muy consciente que, los escritores que se alejan del camino establecido pueden enfrentarse a críticas y rechazo por parte de editores, críticos y lectores. Sin embargo, también hay grandes ventajas al salirse del rebaño y crear una voz única y personal.
Esta primicia literaria como lo es “La tesis perversa del Dr. Elegantiarus” le permitirá a nuestro renombrado escritor, destacar en un mar de mediocridad, ser reconocido por su originalidad y al final, el tiempo se encargará, de que sea recordado por su valentía, al explorar territorios narrativos desconocidos, al poner en escena, tramas y personajes que antes no se habían abordado y, en general, crear una obra única y fresca.
Oscar, sabe dónde está parado, es muy consciente que, con cada innovación surgen las voces discordantes, los críticos que se aferran a las viejas tradiciones y se resisten al cambio. Sin embargo, como lo dijo una vez la célebre escritora de Beauvoir, ‘El escritor no escribe lo que los lectores esperan, sino lo que él mismo siente’. Por lo tanto, el autor, que se arriesga a innovar, no debe temer a las críticas, sino que debe abrazarlas y tomarlas como un catalizador para seguir adelante en su búsqueda de una narrativa única y trascendental.
Su obra es auténtica y genuina. En cada una de sus páginas, el autor se va alejando de la tentación de escribir solamente para complacer a la audiencia, predominando la honestidad y la valentía de romper las cadenas de la mediocridad y elevar la literatura a nuevas alturas. Como mencionó la escritora estadounidense Lois McMaster Bujold, ‘el peor enemigo para la creatividad es el miedo’. Por lo tanto, es vital abrazar la valentía y la confianza en las propias habilidades para llevar a cabo con éxito una obra innovadora, y el escritor hondureño, Oscar Sierra Pandolfi, lo ha hecho con creces, se ha superado a sí mismo, adelantándose a los tiempos al romper con las reglas y experimentar con nuevos estilos, dándose la libertad de expresarse de una manera única y personal. Esto le ha llevado a la creación de una obra maestra, que de otra manera no habría visto la luz.
He de confesar que, como lector, mi gusto se ha inclinado siempre por aquellos escritores que, con valentía y talento, se atreven a expandir los límites de la literatura. No me refiero solo a la introducción de nuevas formas narrativas, sino también al reto de abordar temas polémicos y controvertidos. Pues, para mí, un libro resulta verdaderamente memorable cuando desafía mi forma de pensar y me hace cuestionarme las verdades universales.
Es admirable el coraje que se requiere para adentrarse en un territorio desconocido, sin garantía alguna de éxito. Y aun así, estos novelistas no se conforman con lo establecido, sino que van más allá, explorando nuevas formas y estilos literarios que pueden resultar innovadores o desconcertantes. Piensen, por ejemplo, en la estructura no lineal de ‘Cien años de soledad’ de Gabriel García Márquez, que revolucionó la narrativa latinoamericana, o en la temática y el lenguaje provocativo de ‘Lolita’ de Vladímir Nabokov.
Es por eso que hoy quiero felicitar a Oscar Sierra Pandolfi, por su intrepidez que nos desafía, que nos lleva a lugares desconocidos y nos presenta nuevas perspectivas del mundo, aplaudo y agradezco que no teme ser diferente, sino que abraza su singularidad y nos regala una obra que desafía nuestra mente y nuestro espíritu. Porque, como dijo el famoso escritor británico George Bernard Shaw: ‘el progreso es imposible sin cambio y aquellos que no pueden cambiar sus pensamientos no pueden cambiar nada’.