Por: Juan Almendares
Saludamos a todo el pueblo hondureño, con profundo amor y solidaridad, con un abrazo multicultural y multiétnico en la celebración de las navidades y el fin de año de 2023 y el nacimiento del 2024, este es un momento de reflexión y la búsqueda de la unidad familiar y colectiva, es quizás el tiempo más propicio para encontrar la unidad de todos los sectores y tener una mejor visión del presente y el futuro.
Nuestras culturas ancestrales, todas las etnias y familias campesinas, son planificadores de la pesca, la siembra, la cosecha, que en términos sencillos podríamos decir que constituyen una intencionalidad de planificar la vida a través de la observación de los movimientos de la luna, los astros, sabiduría de sus ancestros, prácticas de cultivo y sus modos de vivir. No obstante, son los grupos más desfavorecidos y oprimidos por una economía planificada por el capital transnacional a través de los tratados vinculantes.
Este es uno de los hermosos momentos para conversar, orar, meditar y construir los sueños despiertos de la unidad de todo nuestro pueblo y comprometernos a no vender nuestras conciencias y territorios, no importa el partido político, ideología o creencia religiosa. Apoyemos esta demanda justa y patriótica a través de la gestión de la presidenta Xiomara Castro y la unidad de lucha de todo el pueblo hondureño contra las presiones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional que apoya las empresas transnacionales.
Es claro y contundente que existen intereses externos y nacionales que han vendido este país entregándolo al mercado total y financiero, menoscabando de esta manera la soberanía territorial, alimentaria, energética, económica, ecológica, al vulnerar cada día la dignidad individual y comunitaria manifestada por la violencia de género, diversidad sexual, traumas mentales, tortura, femicidio, feminicidio, el despojo de los territorios, concesiones mineras, petroleras que enajenan la vida de Honduras.
Con un cariño entrañable a todos los seres humanos, aun a mis detractores y detractoras, ya sea de forma anónima o personal que han extendido estas ofensas a mis progenitores: Claudia, Jenny, Juan Carlos, la madre de mis hijos (QEPD), nietos y nietas. Por lo tanto, les manifiesto que no menciono sus nombres, aunque se quiénes son y que nunca recibirán de mi persona ninguna ofensa ni ningún daño porque no se anida en mi espíritu y el cuerpo, el odio y la perversidad, por el contrario, cuando pueda servirles lo haré con todo amor.
En síntesis, he sido calumniado, ultrajado de la manera más perversa por algunas personas, unas han muerto y otras están vivas, sin embargo, no guardo odio a ellos y ellas, por el contrario, si puedo prestar siempre mis servicios como médico o en derechos humanos lo haré siempre con amor y cariño. Por ello, considero que hay que ratificar la amnistía que produjo el golpe de Estado de 2009, y si es posible, a todas las víctimas que ha gestado los cuerpos represivos del Estado a la fecha actual.
Una nota relevante es que he sido objeto de condena por el Escuadrón de la Muerte AAA (Alianza Anticomunista de la Argentina). Eso explica el estigma, el objetivo político y perverso de los sectores anticomunistas que han sido financiados con el propósito de desprestigiarme y, por lo tanto, he sufrido persecución, atentados a mi vida personal y familiar, sobre todo, cuando mis hijas eran niñas, e incluso adultas.
En adición a lo anterior, se suma la tortura, fusilamiento ficticio, encarcelamiento y persecución. Por mi piel oscura y tener marcado mis pasaportes (sin saberlo) he sido detenido en varios países, imposibilidad de trabajar como médico en el Estado e incluso a pesar de ser profesor emérito de la UNAH, fui discriminado por varios años. Reitero y ratifico mi profundo amor, respeto y cariño a mis hijos con quienes tengo una relación profunda de respeto y solidaridad mutua. Todos ellos, Claudia, Jenny y Juan Carlos, me han enseñado a vivir, nunca han objetado mis ideas y siempre he tenido la solidaridad y el respeto de ellas y el.
Con las aclaraciones anteriores, invito a todo este pueblo fragmentado, ultrajado y humillado por los tratados vinculantes con Estados Unidos y Europa a fortalecer la unidad con América Latina y El Caribe y luchar con toda forma de bloqueo que humilla nuestros pueblos, de tal forma que tenemos que encontrar incluso esa unidad con los sectores consecuentes partidarios del internacionalismo solidario que existe en Europa y Estados Unidos.
El amor más profundo, es cuando amamos al otro o cuando yo soy si tú eres o bien, cuando somos en realidad hermanos y amigos entrañables de la madre tierra y de todos los seres vivos.
¡Viva la unidad de toda la familia y comunidad de Honduras! ¡Viva la unidad de los pueblos de América Latina contra toda forma de bloqueo y tratados vinculantes que siguen sobornando la conciencia y que no permita el desarrollo de la autodeterminación de los pueblos y la soberanía popular y territorial!