La influencia del arte a través de la difusión radial en Nicaragua
Por: Naví Rodríguez
Otto de la Rocha es uno de los artistas radiales con más alto reconocimiento en Nicaragua, nació en Jinotega el 23 de agosto de 1933 y murió en Managua el 25 de mayo del año 2020. Canta-autor, compositor y actor radial, conocido por la creación de su personaje “Aniceto Prieto”, lo cual impactó en la cultura nicaragüense por décadas. Sus historias divertidas entretenían a las comunidades campesinas de todo el país, a transportistas y viajeros. El arte radial tiene una cobertura local-nacional que permite a todas las personas tener acceso a una educación popular, sin saber leer y escribir. Las historias contadas son parte de la memoria oral colectiva, de tal forma que los cuentos y leyendas son transmitidos en todas partes, a través de la difusión de la radio esto alcanza coberturas masivas.
Otto de la Rocha fue hijo de Benjamín de la Rocha y Graciela López, su abuelo materno Juan Fajardo le heredó la afición por la música. Se casó en tres ocasiones, procreando 10 hijos, su última esposa fue la artista radia Georgina Valdivia.
Otto de la Rocha deseaba cantar en la radio, lo cual no era fácil en la década de los 40, sin embargo, con 13 años se fue a buscar su sueño, entró en la emisora Voz de la Victoria, que dirigía Oscar Pérez Valdivia. Aquellas épocas estaban definidas por la radio, no hay memoria de la televisión. Es así como el conocido director de radio Fabio Gadea Mantilla le pide que lea un documento con voz de campesino, así surgió Pancho Madrigal, el contador de cuentos oficial del medio día, mujeres, niñas, niños, hombres, adultos y ancianos, estaban pendientes de Pancho Madrigal. Aún se recuerda la introducción del cuento: …Había una vez…
Para dar pausa se usaba:… Pues vea hombre, entonces el Jacinto buscó donde su mujer…
Aquel lenguaje, las frases y los consejos, dejarían marcada la cultura nicaragüense, la sabiduría popular y ese lenguaje picaresco que caracteriza al campesino en la zona rural de Nicaragua, no deja de ser una construcción social de la radio. La socialización familiar funcionaba alrededor del trabajo, los alimentos y Pancho Madrigal. Aún hoy, si alguien tiene un radio de los antiguos y funciona, recuerda a Pancho Madrigal, el invitado de todos los nicaragüenses a la hora del almuerzo y la cena. Su voz amable, familiar, consejero, pícaro y bromista, es parte de nuestra memoria colectiva. La idea del programa radial concebido por Fabio Gadea Mantilla, era llevar educación a las poblaciones rurales del país, el programa se mantuvo durante décadas, el género del teatro radial, las leyendas propias de un sincretismo cultural determinado por la conquista y la necesidad de recibir educación, hacía que en las zonas rurales hombres y mujeres escucharan la radio, en sus casas y en el campo. Pancho Madrigal llenó un vacío que no lograba cubrir la educación, debido a los grandes niveles de pobreza. En youtube podemos encontrar los cuentos digitalizados, por ejemplo, el cuento de El reloj despertador: https://youtu.be/qwTO-nuP5dA?si=o4LRnO6WI8YQjaDQ, auspiciado por la Radio Corporación de Nicaragua. Este cuento describe la belleza de la ciudad de Estelí, resulta que el paisajismo radial estuvo de moda en lo cuentos, así como las cualidades de las diferentes personas.
Expresa David Pedro González:
Decir Pancho Madrigal es hablar del programa más longevo de cuentos y leyendas y en la radiodifusión nacional, dentro y fuera del país. El programa de Pancho Madrigal inició sus transmisiones en Radio Mundial en 1959, con la narración de Rodolfo Arana Sándigo (el “Tío Popo”). Al morir Arana Sándigo, el rol lo ocupó Otto de la Rocha (q.e.p.d.), el mismo Aniceto Prieto, hasta el 20 de julio de 1979.
Don Fabio Gadea Mantilla, el contador de los cuentos de Pancho Madrigal “le dio asilo en su corazón” y ha dedicado una gran parte de su tiempo a escribirlos. Él estima que a lo largo de su historia ha escrito más o menos unos 14 mil programas de Pancho Madrigal
¿Cómo vino la idea de ponerle Pancho Madrigal? Explica don Fabio que el nombre de Pancho es muy popular en todas partes y lo de Madrigal, a pesar de ser un apellido español hay muchos indígenas cerca de Managua, en Las Sierritas, familias enteras que tienen el apellido Madrigal. De ahí salió el nombre de Pancho Madrigal, explica su creador.
El elenco de Pancho Madrigal era de lujo en su etapa inicial: José Castillo Osejo, antiguo socio de don Fabio, hacía el papel de don Pancracio Prieto; Marlene Arévalo el de doña Tula; Gloria de la Cruz era doña Genara; Otto de la Rocha hacía dos voces, la de Aniceto Prieto y la de lector del guion de Pancho Madrigal; don Heriberto Gadea Mantilla —hermano de don Fabio— en el papel de Filiberto; Nazaret Madrigal, a quien le daban el papel según el argumento; Carlos José Lara Cruz (Carelara) y Miguel Ángel Marenco. De Marenco no se sabe si vive, porque emigró a Estados Unidos hace 4 décadas. Todos los personajes del programa original ya están fallecidos, excepto Lara Cruz
Pancho sigue vivito y coleando como reza el refrán popular, porque si bien es cierto que al triunfo de la revolución en 1979 Otto de la Rocha, quien como dije en líneas anteriores era uno de los personajes estelares de Radio Corporación, se trasladó a Radio Sandino para conformar un nuevo elenco. A pesar de pasar dificultades la Corporación mantuvo su hegemonía, salió adelante en la nueva etapa de Pancho Madrigal y el programa lo siguieron integrando don José Castillo y Heriberto Gadea; a Otto de la Rocha lo sustituyó Fernando Cisneros que hizo el papel de Felipito, “pues logró hacer creer a los oyentes con su timbre de voz que se confundía con el de Aniceto”; y Roy Flores quien hizo una magnífica narración de Pancho Madrigal.
Al cumplir 64 años el programa Pancho Madrigal en las ondas hertzianas de Radio Corporación; a mis 61 años de vida como oyente de la emisora “que habla el lenguaje de su pueblo”; y con otras generaciones posteriores y nuevas en el campo y la ciudad, sigue atrayendo con las míticas leyendas como La carreta nahua, La Cegua, El Cadejo, La Llorona y El hombre sin cabeza, entre otros. Ocurridas en un mítico pueblo llamado El Galope y con sus personajes tales como doña Genara, don Pancracio, doña Tula, Filiberto, Felipito Matute y Carelara.
Todavía se ve el lucero de la madrugada de Pancho Madrigal en El Galope. También en el campo y la ciudad porque difícilmente será borrado de la mente de millones de nicaragüenses y centroamericanos pues ciertamente Pancho Madrigal trascendió las ondas hertzianas de su Nicaragua y de las emisoras de Honduras. Pancho Madrigal con sus 64 soles a cuesta recorre El Galope con su alforja repleta de nuevos cuentos que se quedarán en la historia. (Pérez, 2023, pág. 1)
En el caso de Otto de la Rocha, que hasta 1979 vocalizó el personaje de Pancho Madrigal, logró integrar su primer trío musical a nivel nacional. Toda su obra es conocida a nivel nacional y centroamericano. Sus principales personajes radiales son Aniceto Prieto, Indio Filomeno, Filipito, La Chepona y Policarpo. En la dictadura de Somoza, Aniceto fue multado con 10,000 córdobas, en tres ocasiones, por sus programas en el Indio Filomeno. Lo cierto, es que estos programas impactaron en la conciencia social de la población nicaragüense, Radio Corporación desempeñó un papel importante en la lucha contra la dictadura y así continuaría, aún después de 1979, con una actitud crítica frente a las injusticias sociales.
Aniceto Prieto fue uno de los personajes más cómicos y populares, el típico hombre que debido a su picardía las cosas no siempre le salen bien
Uno de los programas más importantes que creo fue El tronco de los mensajeros, en la Radio Sandino, e inicia un programa orientado a explicar a los campesinos el tema de la Reforma Agraria; estos programas resultaban ser de entretenimiento y servicio social. No había teléfonos, el transporte era malo. De tal forma que si había alguien hospitalizado en la capital y su familia vivía a unos cinco días por tierra, se le ponía un mensaje en la palomita mensajera. Hasta hoy esto sigue siendo un medio eficiente para enviar noticias a las zonas rurales donde no hay señal de internet, siempre hay un radio.
En el programa Lencho catarrán, su esposa hace el papel de la Lupita, a quien su personaje Aniceto Prieto eternamente procura seducir. La Lupita como compañera perenne apareció junto a él en los muchos anuncios televisivos protagonizados por la pareja, los cuales eran un deleite de picardía y humor para la audiencia.
Con el personaje de Aniceto y la Lupita, viajaron por todo el país para entretenimiento de la población. No existen elites en Nicaragua para escuchar la creatividad y lo genuino de un artista como Otto de la Rocha, quien, sin ser antropólogo, captó lo esencial de la cultura nicaragüense y lo transmitió en sus personajes.
En lo musical, compuso alrededor de cien canciones, aunque no todas las grabó. En su repertorio solamente se han publicado unos 30 temas, entre los que destacan: «Una canción», «La Pelo’e Maiz», «Managua, linda Managua», «Plutarco malpaisillo», «Pancho Madrigal», «Lencho catarrán», «Soledad», «El peón», «Amor florecido», «Primera dama» y «A mi mama», entre otras.
La música de Otto de la Rocha es muy hermosa, poética, dedicada a la mujer rural nicaragüense, a las bellezas de nuestro país. Un hombre comprometido con el arte, la educación y la cultura de las personas marginadas. Un ser humano que todavía se extraña al encender la radio, era parte de cada familia nicaragüense.
Letra de “La Canción”
Quisiera cantar bonito pa’ cantarte una canción
Cantarte muy despacito con todito el corazón
Yo quisiera en este día lleno de aroma y de flor
Cantarte mi amor, cantarte mi amor brindarte mi corazón
Cantarte mi amor, cantarte mi amor brindarte mi corazón
Cuando salga la luna en la cañada
Cuando salga la luna en la quebrada
Te voy a cantar, te voy a besar
Te voy a entregar mi amor
Te voy a cantar, te voy a besar
Te voy a entregar mi amor
Ser como el aire quisiera como el sol quisiera ser
Pa’ besarte con la brisa al calor de mi querer
El inverno va llegando ya va a empezar a llover
Quiero que mi ser se vuelva a mojar se vuelva a empapar de amor
Quiero que mi ser se vuelva a mojar se vuelva a empapar de amor
Cuando salga la luna en la cañada
Cuando salga la luna en la quebrada
Te voy a cantar, te voy a besar
Te voy a entregar mi amor
Te voy a cantar, te voy a besar
Te voy a entregar mi amor
Te voy a cantar, te voy a besar
Te voy a entregar mi amor
Te voy a cantar, te voy a besar
Te voy a entregar mi amor
Todas las artes son flexibles, se acomodan al deseo del artista. En el caso de Otto de la Rocha, su arte inicia con el propósito de hacer teatro radial, desarrolla la música y su letra poética, que hoy son temas musicales trasladadas a la danza folclórica nicaragüense, bailada en colegios y actos oficiales. Niños y niñas crecen conociendo la música de Otto de la Rocha y aprenden a bailar sus sones, que no fueron institucionalizados por los gobiernos, sino que fueron legitimados por su popularidad y lo propio que tiene de la cultura nacional.
Este es un ejemplo vivo, como un arte se transmuta y lo más natural es que se utilice otro medio de expresión. En este caso de la música al baile folclórico, que manifiesta alegría de vivir, la pertenencia, la identidad de un pueblo y el amor por el arte propio.
La arte además de flexible, es versátil, interdisciplinar y aquí es el pueblo que legitima lo que le pertenece, Fabio Gadea Mantilla y Otto de la Rocha dedicaron décadas de su vida para construir la cultura popular y a pesar de los procesos de transculturización, la globalización y el mercado, es común encontrar en las redes sociales, que en las zonas rurales todavía se comparten los cuentos, la música, los bailes, los refranes y las leyendas.
Otto no ocupó de los circuitos tradicionales, se presentó a la radio y probó, igual que Flor Amargo se fue a las terminales de tren o las calles de México. Otto, su voz, su teatro y el conocimiento de la cultura campesina, para llegar al corazón de la gente, en un tono sarcástico, alegre, consejero y en síntesis popular. Vivimos en un país que todo se niega, menos que Fabio Gadea Mantilla y Otto de la Rocha construyeron sentido de la identidad y la pertenencia a una cultura nica, pinolera, alegre y critica. Cuando se habla de crítica, no es desde la intelectualidad filosófica, sino desde el sentido común, demostrando que es posible crear conciencia, incluso ahí donde las personas no saben leer y escribir.
Si comparamos el trabajo de Otto de la Rocha, con la música de Carlos Mejía Godoy, encontramos que Otto de la Rocha tiene un compromiso social con el pueblo de Nicaragua, hacer accesible el arte a los que no saben leer y escribir. La radio es un excelente medio de difusión, puedes escucharlo trabajando en el campo, en la ciudad, en la casa. Antes de 1979 dramatizaban noveles literarias, leyendas americanas, comedias nacionales y podías saber el pronóstico del tiempo, noticias internacionales. Pancho Madrigal y Aniceto Prieto te llevaban la realidad, pero de un modo distinto, sin negar lo que sucedía no existía un tono dramático, se proyectaba el buen humor del pueblo. Se abordaban temas políticos de manera que no se hiciera un elogio a la violencia, es por ello que todas las canciones de Otto de la Rocha se pueden cantar y bailar en cualquier parte.
Carlos Mejía Godoy tiene popularidad internacional, es reconocido en todas partes, es un hombre políticamente comprometido, así nació el reconocimiento de su arte. El arte siempre educa, ha inspirado a muchos autores nacionales, sin embargo, la creatividad y lo genuino en Otto de la Rocha viene del arraigo popular y las clases desposeídas. Carlos ha pasado por los circuitos tradicionales, Otto de forma genuina decidió ser un artista nacional, quien a pesar de los conflictos políticos reiterados siempre estaba dispuesto a llevar alegría a todos los rincones del país, sin pensar en las reglas del mercado.
Vivió como un hombre sencillo, creando permanente y siendo feliz desde una perspectiva humana igualitaria.
Bibliografía
Pérez, P. D. (2023). Pancho Madrigal. Radio Corporación, 1.