Por: José Antonio Maradiaga Rodríguez
Este jueves, una densa nube de polvo proveniente del desierto del Sahara comenzará a afectar el territorio hondureño, según informó el Centro Nacional de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (Cenaos). Este fenómeno, que ocurre cada año entre mayo y agosto, transporta partículas finas desde el norte de África hasta Centroamérica, impulsadas por los vientos alisios.
Desde hace aproximadamente 50 años, Honduras ha sido testigo de la llegada de este polvo, que recorre miles de kilómetros antes de asentarse en la región. Aunque su presencia es común, su impacto varía dependiendo de las condiciones atmosféricas y la concentración de partículas en el aire.
Los expertos advierten que el polvo del Sahara tiene efectos tanto negativos como positivos. En el aspecto negativo, puede afectar la salud humana, especialmente a personas con enfermedades respiratorias como asma, bronquitis y afecciones pulmonares. Las autoridades recomiendan evitar actividades al aire libre, usar mascarillas y mantenerse en interiores para reducir la exposición.
Por otro lado, este fenómeno también aporta beneficios. Las partículas minerales que transporta ayudan a fertilizar los suelos, beneficiando a los agricultores. Además, su presencia en la atmósfera puede reducir la formación de ciclones tropicales, actuando como una barrera natural contra tormentas severas.
A pesar de que se trata de un evento recurrente, algunos expertos sugieren que su intensidad podría variar cada año. En esta ocasión, se espera una concentración de entre 20 y 30 microgramos por metro cúbico en algunas regiones del país, lo que podría generar mayor preocupación entre la población.
Las autoridades hondureñas continúan monitoreando el desplazamiento de la nube de polvo y han asegurado que informarán oportunamente sobre cualquier cambio en su trayectoria o intensidad. Mientras tanto, recomiendan a la población seguir las medidas de prevención y mantenerse atentos a los boletines oficiales.
La ciencia aún investiga hasta qué punto este fenómeno seguirá afectando a la región en el futuro. Por ahora, los hondureños deben prepararse para convivir con este visitante anual, tomando precauciones para minimizar sus efectos negativos y aprovechar sus beneficios.