Escritores libres Honduras: Entre la conciencia ingenua y el despertar del pueblo

Honduras: Entre la conciencia ingenua y el despertar del pueblo

Pero hoy la confianza está en el pueblo. Un pueblo que avanza en su despertar y que, paso a paso, comprende que el bipartidismo no defiende sus intereses, sino los de la oligarquía. Esta no es una afirmación ideológica: es un hecho histórico comprobado por más de cien años de gobiernos que han protegido los privilegios de unos pocos y perpetuado la miseria de las grandes mayorías. Por eso, este proceso electoral no es solo una disputa por el poder político, sino una batalla por la conciencia nacional.

Por: Fredys Leonel Martínez Pastrana

Honduras vive hoy un momento de profunda trascendencia histórica. Nuestro pueblo, cargado aún de una conciencia ingenua y hasta mítica, comienza poco a poco a despertar. No es culpa del pueblo su larga siesta de siglos: ha sido víctima de un sistema diseñado para mantenerlo dormido, entretenido y dividido. Pero algo está cambiando. En cada barrio, en cada comunidad, en cada escuela de conciencia, el pueblo empieza a preguntarse:


¿Por qué hemos defendido tanto tiempo al opresor? La historia de Honduras ha estado marcada por más de un siglo de bipartidismo, una estructura política que nació y creció al servicio de la oligarquía. Desde la llamada independencia, que más bien fue una independencia tutelada, los grupos de poder económico se aseguraron de que el Estado respondiera a sus intereses. Ya a finales del siglo XIX, durante el gobierno de Marco Aurelio Soto (1873–1876), la llamada Reforma Liberal abrió las puertas a la inversión extranjera, entregando las decisiones fundamentales sobre el rumbo económico del país. Desde entonces, la soberanía nacional fue hipotecada, y el pueblo quedó reducido a espectador de su propio destino.

Hoy, el país se enfrenta nuevamente a una encrucijada. Las elecciones que se avecinan no representan un simple cambio de ciclo dentro de la “democracia” liberal, sino una disyuntiva histórica: ¿Retornaremos al viejo bipartidismo o continuaremos la construcción de un gobierno verdaderamente popular, comprometido con la refundación del Estado desde el Socialismo Democrático?
La tensión crece, especialmente tras descubrirse un plan de fraude electoral que, aunque parcialmente desmantelado, sigue operando desde las estructuras del bipartidismo enquistadas en el Consejo Nacional Electoral. Este plan fue detectado por representantes de LIBRE, quienes con valentía han denunciado las maniobras que buscan alterar la voluntad soberana del pueblo. Mientras tanto, las encuestas serias reflejan lo que el corazón del pueblo ya sabe: Rixi Moncada representa la esperanza y la posibilidad de una Honduras digna, justa y soberana. Frente a ello, el
bipartidismo intenta rescatar su viejo proyecto, usando figuras recicladas y estrategias mediáticas, apostando incluso a desconocer los resultados o a declarar fallidas las elecciones si el voto popular no les favorece.


Pero hoy la confianza está en el pueblo. Un pueblo que avanza en su despertar y que, paso a paso, comprende que el bipartidismo no defiende sus intereses, sino los de la oligarquía. Esta no es una afirmación ideológica: es un hecho histórico comprobado por más de cien años de gobiernos que han protegido los privilegios de unos pocos y perpetuado la miseria de las grandes mayorías. Por eso, este proceso electoral no es solo una disputa por el poder político, sino una batalla por la conciencia nacional. El pueblo hondureño debe reconocerse como sujeto histórico, no como espectador pasivo. Debe asumir su papel en la refundación de la Patria, para que el Estado deje de ser instrumento de dominación y se convierta en herramienta de liberación.

Honduras está ante la posibilidad de romper definitivamente con el ciclo del sometimiento.
Que nadie dude: cuando el pueblo se reconoce como protagonista de su historia, ni el fraude, ni la
mentira, ni la oligarquía podrán detenerlo.

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